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patetismo

Ayer me comporté como un auténtico ansioso porque al final Jessi sí que me ha llamado. Bueno, en realidad me ha mandado un mensaje en el que me decía que había quedado con su amigo Cristià para cenar y que si me apetecía ir con ellos. Hemos estado cenando en una pizzería del pueblo en la que servían comida en abundancia y una sangría bastante cargada -o sea, en su punto.

Me lo he pasado muy bien, el único problema es que me apetecía mucho intimar con ella y conocerla más, y es difícil hacerlo si en conjunto somos tres. Con esto no quiero decir que Cristià me molestase, para nada, todo lo contrario porque me cae muy bien. Lo que ocurre es que con Jessi me apetecen otras cosas, y a fin de cuentas hemos estado toda la cena contando anécdotas y no he podido darme a conocer a ella como me hubiera gustado. Después hemos ido a un concierto que se daba justo al lado de mi casa (como el de ayer), pero con un grupo malísimo de rock catalán, Els Brams. La verdad es que ha sido un poco absurdo estar allí porque ni siquiera se han animado a tomar una copa. Jessi iba saludando a todos los que conocía y yo, mientras, charlaba con Cristià.

En un primer momento, mientras llegaba a casa, he atribuido el hecho de que no me haya sido posible darme demasiado a conocer a mi propia apatía, a mi condición de persona insulsa y aburrida. Sin embargo, al poco rato he racionalizado esta autocrítica y he visto que no tenía sentido. Todo ha sido de esta manera porque la noche tampoco permitía demasiado más. En realidad las circunstancias no daban mucho de sí, y yo me he limitado a actuar como he podido. Lo que debo hacer enseguida es proponerle otra cita a Jessi, pero esta vez ella y yo solos, y tengo una excusa estupenda porque me ha pasado el guión de una fotonovela que emiten en su programa de radio. Quizá no acepte, pero sé que quiero conocerla más y debo poner los medios necesarios. Al fin y al cabo, si viera desgana por parte de ella podría olvidarme del asunto y concentrarme en otras cosas.

Lo que me gusta de ella y me genera interés es que la veo inteligente, con un sentido del humor parecido al mío, y además me parece muy guapa y creo que tiene un cuerpo muy excitante. No obstante, me parece que la había idealizado en cuanto a su madurez, y hoy la he visto más como la chica de 24 años que es en realidad, pero esto no me parece malo (yo tampoco tengo muchos más: 26). En cierto momento me ha enseñado una fotografía de su carnet de conducir: estaba guapísima! Y sólo tenía 18 años. Me han dado ganas de pedirle la foto o bien arrancarla del carnet.

Gru, siempre aciertas. En realidad llevo días pensando en lo que me dices: que lo mejor es despreocuparse sobre el hecho de gustar a los demás y dedicarse a ser uno mismo. Tenías mucha razón cuando me comentabas que la realidad externa es percibida de manera muy distinta por todas las personas, y que a veces estas percepciones tienen un elevado componente de arbitrariedad, por lo que centrarse en la opinión externa, además de que te impide ser feliz porque no haces lo que quieres hacer, sino lo que crees que desean los demás, es bastante absurdo. Y por otro lado, me alegro de que te guste mi sinceridad. Tengo claro que aquí sí intento mostrarme tal y como soy y escribir abiertamente cómo percibo las cosas que me pasan, sin filtros de ningún tipo. Supongo que el día que acuda a un psicólogo y le cuente a él todo esto, dejaré de escribir en este blog. Pero mientras tanto, me parece un medio genial para explicarme.

Nada más. Me voy a dormir, porque mañana tengo que recoger un CD para traducir. Me encantan las calles del Ensanche de Barcelona, que es donde está la empresa. Tienen una especie de belleza misteriosa y poética que no ha dejado de gustarme nunca. Aunque otro día contaré más sobre esto.

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