Blogia
patetismo

Otra vez como una mierda

Bueno, todo tiene su fin. Y ya puedo decir que oficialmente lo de Jessi ha terminado. Al menos, para mí.

Me estoy fumando un cigarro sin ganas. Sólo para relajarme. Y todavía no estoy lo bastante separado de las emociones de esta noche, pero me da igual. Hoy ha sido una mierda de día. He estado enganchado al ordenador todas las horas para conseguir terminar la obra que debía entregar mañana. Encima, el Barça ha perdido. Y para colmo, el mensaje de Jessi.

Debo explicar algunas cosas. Después de aquel fin de semana en el que estuvimos acariciándonos las manos y después traté de besarla, hablé con Jessi. Me dijo que de momento sólo podía ofrecerme su amistad. Decidí entonces que nuestra relación había terminado. Pero me negaba a dejar de ir al gimnasio a la hora a la que va ella, porque es el momento del día en el que me va mejor. Ella se acercaba a hablarme pero le cortaba la conversación enseguida. Hola y adiós. Creo que en el fondo esperaba alguna reacción por su parte. Y así fue.

Terminamos hablando. Le expliqué mi decisión y empezó a llorar cuando se la conté. Logró enternecerme y volví a caer. Otra vez hablando muchas horas cada día. Decidí que no podía seguir así y forcé un poco la situación. La invité a cenar y ella aceptó.

Y hoy me llega un mensaje al móvil, a las doce de la noche, en el que pone que le apetece mucho cenar conmigo, pero mejor que lo dejemos para más adelante, porque la sola idea de pensar en cenar conmigo le llena de nervios y de histerismo, y que no puede estar así. Me pide que la comprenda.

Me hace gracia. Que la comprenda.

Que comprenda a qué se debe que me busque en el gimnasio, que estemos tanto rato hablando tan a gusto, y que luego no sea capaz de quedar conmigo para cenar. Aunque tenga novio. ¿Sólo me quiere para hablar en el gimnasio?

No le he respondido al mensaje. Ni lo voy a hacer. Esta semana no voy a ir al gimnasio (me concedo fiesta para descansar el cuerpo), y a partir de la siguiente voy a cambiar de horario. No quiero verla. No quiero saber nada de ella. No la comprendo, no logro saber lo que le pasa conmigo. Qué esperaba que ocurriese en la cena? Que me lanzase a por ella? Eso le daba miedo? No entiendo nada.

Pero no me importa. Allá ella con sus disquisiciones mentales. Yo ya me he hecho demasiado daño y he perdido mucho tiempo con una chica que en definitiva no me valora demasiado. Me pide que la comprenda. Pero el que se siente tratado como un muñeco soy yo. Le he dado más valor del que me da ella a mí. Sólo me quiere para hablar en el gimnasio. ¿O no? No lo sé.

No me importa.

Por cierto, Gru, espero que tu embarazo vaya genial. Eres una chica coherente. ¿Por qué me cuesta tanto dar con gente así?

0 comentarios