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patetismo

Esta mañana no he trabajado nada. En cuanto me he despertado y he tomado el desayuno, me ha entrado sueño de nuevo y me he quedado media hora dormido. Y entonces han llegado los padres de Francesc, que están de visita por Barcelona y van a quedarse hasta mañana. Como mis padres aún estaban trabajando, me he quedado con ellos charlando e incluso me he comido una fruta confitada de Zaragoza, de lo cual ahora mismo me arrepiento.

Ayer por la noche me dio un ataque de hipocondría. La verdad es que la obra que estoy traduciendo, sobre problemas lingüísticos asociados a lesiones en el cerebro, me está provocando un efecto sugestivo que me conduce de nuevo a mis obsesiones sobre la muerte y el estado de salud. Me da la impresión de que la salud es algo fútil que puede torcerse en cualquier momento. Y el problema es que desde hace una semana, cada vez que eyaculo siento un pequeño escozor en el glande. Ayer me parecía notar escozor en los genitales, aunque en realidad no sé si atribuirlo a algo auténtico o a mi propia sugestión. El caso es que empecé a buscar información sobre problemas en el pene, y tras descartar alguna infección de la uretra o del glande me fui directamente al cáncer de pene. Aquí empezó el problema, porque me examiné el glande y caí en la cuenta de que desde hace unos meses una parte de la piel me parece de un color un poco más oscuro que el resto, pero no le había dado importancia porque no me dolía. Empecé a buscar información en páginas sobre este tipo de cáncer, y lo que pude leer me alarmó, sobre todo porque esta frase aparecía una y otra vez:

"Si el tumor es muy extenso puede ser necesaria la extirpación completa del pene".

Y para acabar de arreglarlo, me metí en Google y en el buscador de imágenes puse "cáncer de pene". Y las imágenes que salen son realmente terribles y repugnantes. Me veía a mí mismo con un pene tumefacto lleno de bultos con pus, consciente de que la única solución era quedarme sin pene, la extirpación total, la completa ausencia de placer sexual en el resto de mi vida.

Me entraron unas ganas tremendas de llorar y el corazón me empezó a funcionar pasado de revoluciones. Fui al despacho, donde estaba durmiendo mi madre, y revisé la enciclopedia médica, aunque el cáncer de pene es tan poco frecuente que ni siquiera salía citado. Necesitaba comunicar mi angustia, así que desperté a mi madre y le expliqué todo el problema. Mi madre se rió y poco después me dijo que le dejara dormir, que todo eso era una tontería. Me enfadé, me metí en la habitación y ya me fue imposible concentrarme en el trabajo. Envié varios mails de consulta a páginas médicas y tomé la determinación de pedir hora al médico en cuanto me despertase.

Pero hoy me he levantado más tranquilo. Creo que esperaré un poco más, al menos hasta la siguiente crisis. Lo malo de tener cáncer de pene es que, además de que me parece algo muy ridículo, se trata de una putada en toda regla.

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