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patetismo

Hoy me gustaría poder contar claramente lo que sucedió el sábado por la noche, pero no me va a resultar fácil porque ha llegado un punto en el que estoy muy preocupado por mi más que probable cáncer en el pene. Me miro cada dos por tres y me parece que el color levemente oscuro de la piel es cada vez más acentuado y que incluso adopta un pequeño relieve, pero soy incapaz de discernir si es todo obsesión mía o si realmente está creciendo. Así que mañana pediré hora para el médico y que sea lo que sea. Más vale enterarme a tiempo de las cosas.

Además, me aburro mucho con la obra que estoy traduciendo, larguísima y monótona. Parece que me encuentre siempre en el mismo punto y quizá me estoy confiando demasiado con el tiempo que me queda para entregarla. Este fin de semana no he trabajado lo que me hubiera gustado, pero la verdad es que a pesar de todo me lo he pasado muy bien.

El sábado por la noche quedamos Ferran y yo con aquella chica del messenger (a la que conocí en una época extraña de mi vida a partir de la página de contactos de match.com). Ella, María Rosa, apareció con una amiga, Eva. De María Rosa me sorprendió más que nada su altura. No estaba nada mal, pero ¡demasiada mujer! Al principio me parecieron las dos muy extrovertidas, incluso demasiado, ya que no bebían alcohol pero parecía que llevaran veinte cubatas encima. Yo empecé a funcionar a partir del tercer JB con Red Bull (mi bebida favorita ahora mismo) y enseguida le pedí a Eva que me enseñara algún paso de baile atrevido. Estábamos en un local, Monster, de la zona más gay del Eixample, y claro, casi todo eran tíos. Eva se apretó a mí y estuvimos bailando bastante tiempo y frotándonos el uno al otro. Mientras, comprobaba que entre Ferran y María Rosa no se despertaba demasiada química, pero lo único que se me ocurría para mejorar la situación era tomar más JB con Red Bull. Al final, cuando decidimos ir a Arena, yo ya iba como una moto y tenía ganas de agotarme bailando y de pasarlo lo mejor posible.

En cierto momento, cuando ya estaba muy mal, fui a la barra y enseguida tuve a Eva al lado. Me di cuenta de que no pedía nada, así que vi claro que estaba allí por mí y le pasé la mano por la cintura. Mientras hablábamos, se acercó María Rosa y propuso que nos fuéramos. Eran ya las cinco y media de la mañana. Salí de Arena esperando que los seguratas no se dieran cuenta de que llevaba un cubata -el último- en la mano, mientras con la otra apretaba a Eva a mi lado. Me retrasé con ella a propósito y estuvimos caminando durante mucho rato solos, porque Ferran y María Rosa iban adelantados. Habíamos quedado en Plaza Universidad, pero convencí a Eva para dar vueltas extrañas y así estar más tiempo juntos. Ella mostraba una personalidad bastante atípica, y esto me gustaba, aunque no dejaba de darme la impresión de que había bebido mucho cuando en realidad Eva apenas había probado el alcohol en toda la noche. Debo reconocer que me sentí muy a gusto a su lado, quizá más desde un punto de vista romántico e idealista. Al final llegamos a Plaza Universidad, donde estaban esperando Ferran y una María Rosa bastante impaciente, porque llamó al menos tres veces al móvil de Eva mientras estábamos llegando.

Le acaricié las piernas, la abracé, la pegué contra mí y la besé en los hombros -uno de mis lugares favoritos- y en los labios, pero nada más. A las seis tuvo que irse y nos cambiamos el número de móvil. Después fui a desayunar con María Rosa y Ferran. Al día siguiente notaba un poco de presión, ya que estaba confundido y temía que tanto llamarla como no hacerlo podía conducirme a algo indeseado. Hoy ya he decidido no llamarla, y no porque no tenga ganas de verla, sino porque no estoy seguro de que me apetezca una relación más sólida con ella y quizá un paso en este sentido podría ser un error. Eso sí, si nos volvemos a ver estaré encantado, de hecho me gustaría. De todas maneras ella tampoco me ha llamado.

Nada más por hoy. Sólo que si me diagnostican cáncer en el pene este blog sí que será realmente patético, más aún de lo que indica su nombre, porque se convertirá en el tipo de blog de enfermo grave que va explicando los pormenores de su situación. Ya me estoy imaginando anotaciones como: "Hoy he recibido la tercera quimioterapia en lo que va de mes y el médico me ha comentado que quizá la extirpación no sea total". Bueno, algo así llamaría mucho más la atención y es probable que este blog se llenara de visitas e incluso que yo pudiera sacar tajada de ello.

En fin, a seguir con la hipoglucemia materna.

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